Cuidado: La persona cuidadora atiende las necesidades de la persona a la que cuida.
Ayudar con las necesidades básicas: Asistir con las actividades de higiene básicas como alimentar, duchar, realizar funciones de aseo personal, vestirles y acompañar a la persona mayor al baño.
Compañía: Ofrecer compañía, cariño y cuidados es indispensable para que la persona mayor no se deprima debido a la soledad y estimular su autoestima.
Servicio de limpieza: La persona que atiende a ancianos podría ayudar a lavar los platos, sacar la basura o limpiar su vivienda, pero esto no implica que la cuidadora sea una empleada de limpieza doméstica. Antes de firmar un contrato, es importante definir y acordar las tareas que desempeñará en el hogar de la persona mayor.
Medicación: Monitorear que la persona bajo su cuidado tome sus medicamentos en los horarios y dosis prescritos por el médico para no omitir alguno.
Establecer un plan de cuidado: El cuidador debe elaborar un plan de atención considerando que contemple las enfermedades y preferencias de la persona mayor y definir las jornadas de atención diarias.
Preparar las comidas: La persona cuidadora habitualmente ayuda al familiar realizando las compras de alimentos, controlando la nutrición o preparando las comidas de la persona a su cuidado.
Movilidad: Muchas personas mayores tienen problemas de movilidad, por lo que la persona que ofrece atención debe ayudarles a desplazarse y asegurarse que estén cómodas.
Brindar terapias: Es deseable que las personas que prestan atención tengan experiencia en brindar terapias físicas de rehabilitación. Asimismo, deberá cambiar la posición corporal de las personas postradas o inmovilizadas.
Acompañar a la persona a citas fuera de casa: La persona que atiende a una persona mayor debe acompañarla en sus traslados siempre que sea necesario, como a citas médicas, paseos y demás actividades, esto hará que la persona tenga un mejor ánimo y le brindará tranquilidad.